MIKHAÏL TAL: UN ESTILO ÚNICO
TAL, MIKHAÏL NEKHEMIEVITCH, 1936-1992. Leton. Una joven estrella hace aparición en la Unión Soviética en los años sesenta. Con apenas veinte años, Mikhaïl Tal sorprende por sus victorias, que a menudo consigue a base de numerosos sacrificios. Es criticado por su juego, pese a lo cual va a arrasar hasta el punto de hacer tambalearse, el campeón del mundo, Botvinnik, y convertirse después en el octavo campeón del mundo. Pasará a la historia como el "mago de Riga".
UN METEORO
Tal, un niño prodigio dotado para los estudios en general y para el cálculo matemático en particular, aprendió el juego a los ocho años con su padre. Sin embargo, no se incorporaría muy pronto a la élite: hasta los diecisiete años no jugó su primera partida seria contra un gran maestro. Cuando se piensa que ocho años después era ya ex campeón del mundo, uno se hace cargo de su rápido progreso. Tras un segundo puesto en el Campeonato letón de 1954, Tal obtuvo el título de maestro de la URSS en el mismo año, después de una victoria contra el campeón de Bielorrusia, Saïgin. En los Campeonatos de la URSS por equipos, se le presentó la ocasión, como primer tablero de Letonia, de mediarse con los mejores jugadores. Su primer éxito se produjo en 1955, cuando ganó la semifinal del Campeonato de la URSS individual. En la final de 1956, quedó 5-7, a 1 punto de los vencedores. En la siguiente edición del campeonato , en 1957, Tal se situó quinto ex aequo (11,5/19) en la semifinal, bastante lejos del futuro campeón del mundo, Petrossian (14,5) pero consiguió ganar la final y se convirtió en campeón de la URSS a los veinte años. A partir de entonces, formaría parte de la élite mundial. Al año siguiente, en 1958, no decepcionó las expectativas que había suscitado, consiguiendo el título in extremis mediante una victoria en la última ronda contra otro futuro campeón del mundo, el ruso Spassky. Dado que este campeonato era clasificatorio para el ciclo mundial, el mismo año participó en el internazonal de Portoroz, en el que se llevó un nuevo triunfo. Lo consiguió por delante de los grandes maestros Gligoric, Benko, Petrossian, Fischer y Olafsson que también se clasificaron como candidatos. En 1959, tras una tercera plaza en el Campeonato de la URSS, detrás de Petrossian y de Spassky, Tal ganó el torneo de los Candidatos, que se organizó en cuádruple ronda. Además de los clasificados del internazonal, Tal tenía que enfrentarse al estonio Keres y al ruso Smyslov. Pese a una derrota al final de la primera ronda, ganaría ampliamente con 20 puntos sobre 28. No había quién lo detuviera, ni siquiera el campeón del mundo titular, Botvinnik, al que ganó por 12,5 a 8. Su clara victorias llenó de felicidad a todos los partidarios del juego desbocado y valiente. A los veinticuatro años se convirtió así en campeón del mundo.
UNA MALA PASADA
El encuentro de revancha tuvo lugar a comienzos de 1961. Tal, debilitado por problemas de salud, tuvo que doblegarse por 8-13. Unos meses más tarde, ganó el torneo de Bled por delante de Fischer. Su salud seguía jugandole malas pasadas: en el torneo de los Candidatos de Curaçao, tuvo que abandonar después de haber disputado 21 de las 28 partidas. Tal consiguió aún ganar buenos torneos, pero ya no estaba en condiciones de repetir sus éxitos en los Campeonatos de la URSS y se contentó con puestos honoríficos. En 1964, quedó cuarto en el interzonal de Amsterdam y se clasificó para los encuentros de los Candidatos que se disputaron en 1965. Allí acabó con el húngaro Portish y batió al danés Larsen; pero perdió en la final frente a Spassky. El mismo año ganó el Campeonato de Letonia. En el ciclo siguiente (1967-1969), Tal batió a Gligoric en cuartos de final, pero perdió seguidamente contra su bestia negra, el ruso de Leningrado, Kortchnoï. Disputó también el encuentro URSS-"resto del mundo" de 1970 y quedó igualado con el argentino Najdorf: una victoria y dos tablas cada uno. En esta época, ya no parecía capaz de reconquistar su título de número 1 mundial. En 1972, después de una victoria en el torneo de Suhumi, Tal reanudó los éxitos ganando el Campeonato de la URSS, con una gran ventaja sobre el ruso Tukmakov. Lo enlazó en 1973 con victorias en Wijk aan Zee, Holanda, por delante del ruso Balashov, y en Tallinn, con 1,5 puntos por delante del ruso Polougaïevski. En el Memorial Tchigorine de Sotchoi del mismo año, ganó una vez más por delante del ex campeón, Spassky: parecía que había vuelto al estrellato del ajedrez, dominado en ese momento por el norteamericano Fischer. Tal resultó invicto en 70 partidas, con las únicas derrotas del Memorial Ilmar Raud, frente al desconocido Uusi, en 1972, y la que sufrió frente a Balashov en abril de 1973, en un torneo por equipos. ¡Un récord extraordinario para un jugador mundialmente conocido por su afición al riesgo! Algunos soñaron entonces con una confrontación de campeonato del mundo Tal-Fischer, los dos jugadores más populares del momento.
NUEVAS DESILUSIONES, NUEVO RENACIMIENTO
Tal, muy esperado en el interzonal de Leningrado, se hundió sin embargo con 8,5 puntos sobre 17, muy lejos de los dos vencedores, ex aequo, Kortchnoï y Karpov (13,5). Karpov ganaría en 1974 el ciclo de clasificación y llegaría a campeón del mundo a raíz de la retirada de Fischer. Este período estaría marcado para el público por una doble decepción: la eliminación de Tal del torneo y, seguidamente, el anuncio de la retirada del americano Fischer. El año 1973 trajo otra desilusión para Tal: quedó noveno en el Campeonato de la URSS, a 3,5 puntos del vencedor Spassky. Sus resultados fueron mediocres y no consiguió clasificarse para los encuentros de los Candidatos de 1976. Volvió en 1977 y ganó el Campeonato de la URSS de 1978. Al año siguiente estaba de nuevo situado en el máximo nivel. Tal ganó el torneo Tierra de los hombres, empatado con el nuevo campeón del mundo, Karpov, por delante de la élite mundial, y se impuso en el interzonal de 1979 de forma espectacular con 2,5 puntos más que el segundo, Polougaïevsky. ¿Era pues la vuelta de Tal? No. A lo largo de los encuentros de los Candidatos, que se desarrollaron en 1980 en Alma Ata, fue derrotado en cuartos de final por Polougaïevsky, 3 victorias a 0. Tal ya no representaba una amenaza para el título mundial. Muchos años más tarde, en 1988, ganaría el único Campeonato del mundo de ajedrez relámpago que se ha organizado. Con su desaparición, en 1992, el público perdió el "mago de Riga" cuyas partidas fascinaron a los partidarios de la audacia y la imaginación.
UN ESTILO SORPRENDENTE
Tal había declarado: "Hay dos tipos de sacrificios: los correctos y los míos". Sin embargo, aunque sus sacrificios se salían de todo posible análisis, ¡le reportaron buen número de victorias! Este particular estilo hace de Tal un directo sucesor del austriaco Rudolf Spielmann, autor del Arte del sacrificio en ajedrez. Para éste, un verdadero sacrificio es una combinación que no se puede calcular hasta el final de un tiempo limitado, pero que el adversario no podrá refutar en el mismo tiempo. El espíritu emprendedor existe, y el más fuerte ganará en las posiciones complejas. Los errores cometidos por sus adversarios, sometidos a una presión continua, han llevado a decir que ¡Tal los hipnotizaba! Se cita, por ejemplo, al gran maestro Benko, quien, para protegerse, ¡llegaría a llevar gafas oscuras durante toda la partida!
UN JUGADOR CON BUEN HUMOR
Las réplicas jocosas de Tal sorprendían a más de uno. Cuando le preguntaron por las posibilidades que tenía el joven norteamericano Fischer, entonces con quince años, de conquistar el título mundial, respondió que tenía una probabilidad de ser campeón del mundo ... junior. Más adelante, una vez que le pidieron un autógrafo, firmó con el nombre de Fischer precisando: "Puedo firmar en su nombre pues le he ganado muy a menudo" (acababa, en efecto, de ganarle en el torneo de candidatos de Yugoslavia). Con ocasión del encuentro Petrossian-Spassky, después de que Spassky rechazara las tablas en una posición inferior, el gran maestro Flohr le preguntó si, en su opinión, Spassky tenía realmente posibilidades. A lo que Tal contestó: ¿De que? entonces Flohr quedó sorprendido. "De hacer tablas" respondió inmediatamente Tal. Imposible también no tomárselo a broma cuando, en el prólogo de una recopilación de partidas comentadas de Karpov, escribió: "Karpov es un gran deportista: no sólo juega al ajedrez, sino que practica también el billar y el dominó". Enfrentado a grandes problemas de salud, Tal se sometió a diversos tratamientos y se volvió progresivamente dependiente de la morfina. Un día respondió a un periodista que le preguntaba sobre esta cuestión: "No soy morfinómano, sino Tchigorinómano". Hacia así referencia al gran maestro Tchigorine, fundador de la gran escuela rusa en el siglo XIX, en oposición al norteamericano Morphy, el mejor jugador del momento.
Veamos algunas de sus mejores partidas:
UN METEORO
Tal, un niño prodigio dotado para los estudios en general y para el cálculo matemático en particular, aprendió el juego a los ocho años con su padre. Sin embargo, no se incorporaría muy pronto a la élite: hasta los diecisiete años no jugó su primera partida seria contra un gran maestro. Cuando se piensa que ocho años después era ya ex campeón del mundo, uno se hace cargo de su rápido progreso. Tras un segundo puesto en el Campeonato letón de 1954, Tal obtuvo el título de maestro de la URSS en el mismo año, después de una victoria contra el campeón de Bielorrusia, Saïgin. En los Campeonatos de la URSS por equipos, se le presentó la ocasión, como primer tablero de Letonia, de mediarse con los mejores jugadores. Su primer éxito se produjo en 1955, cuando ganó la semifinal del Campeonato de la URSS individual. En la final de 1956, quedó 5-7, a 1 punto de los vencedores. En la siguiente edición del campeonato , en 1957, Tal se situó quinto ex aequo (11,5/19) en la semifinal, bastante lejos del futuro campeón del mundo, Petrossian (14,5) pero consiguió ganar la final y se convirtió en campeón de la URSS a los veinte años. A partir de entonces, formaría parte de la élite mundial. Al año siguiente, en 1958, no decepcionó las expectativas que había suscitado, consiguiendo el título in extremis mediante una victoria en la última ronda contra otro futuro campeón del mundo, el ruso Spassky. Dado que este campeonato era clasificatorio para el ciclo mundial, el mismo año participó en el internazonal de Portoroz, en el que se llevó un nuevo triunfo. Lo consiguió por delante de los grandes maestros Gligoric, Benko, Petrossian, Fischer y Olafsson que también se clasificaron como candidatos. En 1959, tras una tercera plaza en el Campeonato de la URSS, detrás de Petrossian y de Spassky, Tal ganó el torneo de los Candidatos, que se organizó en cuádruple ronda. Además de los clasificados del internazonal, Tal tenía que enfrentarse al estonio Keres y al ruso Smyslov. Pese a una derrota al final de la primera ronda, ganaría ampliamente con 20 puntos sobre 28. No había quién lo detuviera, ni siquiera el campeón del mundo titular, Botvinnik, al que ganó por 12,5 a 8. Su clara victorias llenó de felicidad a todos los partidarios del juego desbocado y valiente. A los veinticuatro años se convirtió así en campeón del mundo.
UNA MALA PASADA
El encuentro de revancha tuvo lugar a comienzos de 1961. Tal, debilitado por problemas de salud, tuvo que doblegarse por 8-13. Unos meses más tarde, ganó el torneo de Bled por delante de Fischer. Su salud seguía jugandole malas pasadas: en el torneo de los Candidatos de Curaçao, tuvo que abandonar después de haber disputado 21 de las 28 partidas. Tal consiguió aún ganar buenos torneos, pero ya no estaba en condiciones de repetir sus éxitos en los Campeonatos de la URSS y se contentó con puestos honoríficos. En 1964, quedó cuarto en el interzonal de Amsterdam y se clasificó para los encuentros de los Candidatos que se disputaron en 1965. Allí acabó con el húngaro Portish y batió al danés Larsen; pero perdió en la final frente a Spassky. El mismo año ganó el Campeonato de Letonia. En el ciclo siguiente (1967-1969), Tal batió a Gligoric en cuartos de final, pero perdió seguidamente contra su bestia negra, el ruso de Leningrado, Kortchnoï. Disputó también el encuentro URSS-"resto del mundo" de 1970 y quedó igualado con el argentino Najdorf: una victoria y dos tablas cada uno. En esta época, ya no parecía capaz de reconquistar su título de número 1 mundial. En 1972, después de una victoria en el torneo de Suhumi, Tal reanudó los éxitos ganando el Campeonato de la URSS, con una gran ventaja sobre el ruso Tukmakov. Lo enlazó en 1973 con victorias en Wijk aan Zee, Holanda, por delante del ruso Balashov, y en Tallinn, con 1,5 puntos por delante del ruso Polougaïevski. En el Memorial Tchigorine de Sotchoi del mismo año, ganó una vez más por delante del ex campeón, Spassky: parecía que había vuelto al estrellato del ajedrez, dominado en ese momento por el norteamericano Fischer. Tal resultó invicto en 70 partidas, con las únicas derrotas del Memorial Ilmar Raud, frente al desconocido Uusi, en 1972, y la que sufrió frente a Balashov en abril de 1973, en un torneo por equipos. ¡Un récord extraordinario para un jugador mundialmente conocido por su afición al riesgo! Algunos soñaron entonces con una confrontación de campeonato del mundo Tal-Fischer, los dos jugadores más populares del momento.
NUEVAS DESILUSIONES, NUEVO RENACIMIENTO
Tal, muy esperado en el interzonal de Leningrado, se hundió sin embargo con 8,5 puntos sobre 17, muy lejos de los dos vencedores, ex aequo, Kortchnoï y Karpov (13,5). Karpov ganaría en 1974 el ciclo de clasificación y llegaría a campeón del mundo a raíz de la retirada de Fischer. Este período estaría marcado para el público por una doble decepción: la eliminación de Tal del torneo y, seguidamente, el anuncio de la retirada del americano Fischer. El año 1973 trajo otra desilusión para Tal: quedó noveno en el Campeonato de la URSS, a 3,5 puntos del vencedor Spassky. Sus resultados fueron mediocres y no consiguió clasificarse para los encuentros de los Candidatos de 1976. Volvió en 1977 y ganó el Campeonato de la URSS de 1978. Al año siguiente estaba de nuevo situado en el máximo nivel. Tal ganó el torneo Tierra de los hombres, empatado con el nuevo campeón del mundo, Karpov, por delante de la élite mundial, y se impuso en el interzonal de 1979 de forma espectacular con 2,5 puntos más que el segundo, Polougaïevsky. ¿Era pues la vuelta de Tal? No. A lo largo de los encuentros de los Candidatos, que se desarrollaron en 1980 en Alma Ata, fue derrotado en cuartos de final por Polougaïevsky, 3 victorias a 0. Tal ya no representaba una amenaza para el título mundial. Muchos años más tarde, en 1988, ganaría el único Campeonato del mundo de ajedrez relámpago que se ha organizado. Con su desaparición, en 1992, el público perdió el "mago de Riga" cuyas partidas fascinaron a los partidarios de la audacia y la imaginación.
UN ESTILO SORPRENDENTE
Tal había declarado: "Hay dos tipos de sacrificios: los correctos y los míos". Sin embargo, aunque sus sacrificios se salían de todo posible análisis, ¡le reportaron buen número de victorias! Este particular estilo hace de Tal un directo sucesor del austriaco Rudolf Spielmann, autor del Arte del sacrificio en ajedrez. Para éste, un verdadero sacrificio es una combinación que no se puede calcular hasta el final de un tiempo limitado, pero que el adversario no podrá refutar en el mismo tiempo. El espíritu emprendedor existe, y el más fuerte ganará en las posiciones complejas. Los errores cometidos por sus adversarios, sometidos a una presión continua, han llevado a decir que ¡Tal los hipnotizaba! Se cita, por ejemplo, al gran maestro Benko, quien, para protegerse, ¡llegaría a llevar gafas oscuras durante toda la partida!
UN JUGADOR CON BUEN HUMOR
Las réplicas jocosas de Tal sorprendían a más de uno. Cuando le preguntaron por las posibilidades que tenía el joven norteamericano Fischer, entonces con quince años, de conquistar el título mundial, respondió que tenía una probabilidad de ser campeón del mundo ... junior. Más adelante, una vez que le pidieron un autógrafo, firmó con el nombre de Fischer precisando: "Puedo firmar en su nombre pues le he ganado muy a menudo" (acababa, en efecto, de ganarle en el torneo de candidatos de Yugoslavia). Con ocasión del encuentro Petrossian-Spassky, después de que Spassky rechazara las tablas en una posición inferior, el gran maestro Flohr le preguntó si, en su opinión, Spassky tenía realmente posibilidades. A lo que Tal contestó: ¿De que? entonces Flohr quedó sorprendido. "De hacer tablas" respondió inmediatamente Tal. Imposible también no tomárselo a broma cuando, en el prólogo de una recopilación de partidas comentadas de Karpov, escribió: "Karpov es un gran deportista: no sólo juega al ajedrez, sino que practica también el billar y el dominó". Enfrentado a grandes problemas de salud, Tal se sometió a diversos tratamientos y se volvió progresivamente dependiente de la morfina. Un día respondió a un periodista que le preguntaba sobre esta cuestión: "No soy morfinómano, sino Tchigorinómano". Hacia así referencia al gran maestro Tchigorine, fundador de la gran escuela rusa en el siglo XIX, en oposición al norteamericano Morphy, el mejor jugador del momento.
Veamos algunas de sus mejores partidas:
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