BOBBY FISCHER: SOBREPASANDO LOS LIMITES

Fischer, Robert James (apodado Bobby), 1943-2008. Norteamericano. Campeón de Estados Unidos en 1958, 1959, 1960, 1961, 1963, 1965 y 1967; campeón del mundo en 1972; segundo tablero del equipo "resto del mundo" en el encuentro contra la URSS en 1970; muchos lo consideran como el mayor campeón de todos los tiempos. Personaje intransigente, defendió la causa de los jugadores de ajedrez mejorando las condiciones de juego y aumentando los premios. Se retiró de la competición tras la conquista del título que nunca defendió, dejándoselo a Anatoly Karpov. Protagonizó una efímera vuelta al ajedrez en 1992.





SU CARRERA

Bobby, de origen alemán por parte de padre y suizo por parte de madre, aprendió el ajedrez con su hermana a los seis años. Este niño prodigio realizó una doble hazaña al participar a los catorce años en el Campeonato de Estados Unidos de 1957-1958, fase de clasificación del campeonato del mundo, y haciéndose con el título por delante del famoso Samuel Reshevsky, uno de los mejores jugadores del mundo. En el interzonal de 1958 de Portoroz, quedó quinto. Consiguió el título de gran maestro al clasificarse para el torneo de los Candidatos, en el que cada jugador disputaba cuatro partidas contra cada uno de sus adversarios. Quedó quinto ex aequo. Aunque aún era joven para ganar, se defendió muy bien ante la élite mundial. Consiguió varias veces seguidas el Campeonato de Estados Unidos, ciertamente menos importante que su homólogo ruso, pero en el que participaban jugadores excelentes, como Reshevsky y Byrne. Tras su cuarta victoria consecutiva en ese torneo, se organizó un encuentro entre él y Reshevsky. Fischer, que estaba en desacuerdo con los horarios del encuentro, dejó de jugar cuando iban 5,5 iguales.

En 1962, tomó la delantera en el interzonal, superando por 2,5 puntos a los soviéticos Geller y Petrossian. Sin embargo, en el torneo de los Candidatos, disputado a cuatro vueltas, sólo consiguió ser cuarto, lejos de los soviéticos Petrossian, Geller y Keres. El hecho es que éstos habían establecido una auténtica estrategia colectiva. Economizaban energías haciendo tablas entre ellos y concentraban sus esfuerzos frente a Fischer, que tenía que medirse con cada uno de ellos. Fischer protestó contra la injusticia y la trampa que ello suponía, y denunció la fórmula del torneo, negándose a participar en tales condiciones.

El caso es que en 1964 los vencedores del interzonal se enfrentarían en encuentro y no en torneo, tal como opinaba el norteamericano, que, desgraciadamente, no participó en esa prueba. Su categoría se reafirmó en el campeonato de Estados Unidos de 1963-1964, en el que ganó con el perfecto resultado de 11/11: ¡un hito díficil de superar! En 1967, participó de nuevo en el interzonal, que tuvo lugar en Túnez, y dominó ampliamente el torneo. Pero, una vez más, entró en conflicto con los organizadores y abandonó el torneo. En ausencia de Fischer, que en 1967 no participó en ningún torneo, Spassky consiguió ser ese año campeón del mundo.

Tras una larga ausencia, la vuelta de Fischer al más alto nivel fue impresionante. Fue seleccionado para el equipo "resto del mundo" que se enfrentó a la URSS en 1970, y derrotó al ex campeón del mundo, Petrossian por 3-1.
Dominó fácilmente a sus adversarios en el interzonal de Palma de Mallorca de 1970. Su primer encuentro de los Candidatos tuvo lugar en Vancouver, contra Mark Taïmanov. El ruso, que tenía buenas posiciones, no resistiría mucho tiempo frente a los recursos de su adversario, y Fischer ganó por 6-0. Su siguiente adversario, fue el danés Larsen, que fue su auxiliar en el torneo de los Candidatos de 1959. Larsen, el único jugador que derrotó a Fischer en un interzonal, estaba optimista. Pero acumuló las derrotas y perdió, como Taïmanov, por 6-0.
A continuación, Fischer ganó su encuentro frente al antiguo campeón del mundo Petrossian con el resultado de 6,5 a 2,5.

El encuentro por el máximo título tuvo lugar en Reykjavik, en 1972, y la victoria de Fischer sobre Spassky desencadenaría el entusiasmo. Este encuentro entre dos grandes campeones simbolizaba de alguna manera la oposición entre la URSS comunista, poseedora del título desde la posguerra, y los Estados Unidos capitalistas. ¡Fischer se convertiría con su título en el héroe de Occidente!
Algunos opinaban que Fischer seguiría siendo invencible hasta el año 2000. Pero, al igual que su compatriota Morphy en el siglo pasado, Fischer abandonaría la competición en la cima de su gloria. No participó en ningún torneo más, y no defendió su título frente a Anatoly Karpov, dejando huérfano al mundo occidental.

En los años ochenta, hubo rumores periódicos anunciando su vuelta, y la revelación de contactos llevados en secreto por el propio Karpov creó expectativas en el mundo entero. Pero en esa época, su nombre sólo sonaba en los torneos gracias al "reloj de Fischer", que concedía un tiempo de reflexión suplementario tras cada jugada. En 1992, en un golpe de efecto, volvió a disputar un encuentro contra su amigo Spassky. La experiencia recuerda los decepcionantes "remakes" del cine. Fischer se impuso a Spassky, que ya no pertenecía a la élite mundial. Ninguno de los grandes maestros consideraba suficiente el nivel de Fischer para luchar contra los mejores. Su última idea, el Fischer-RandomChess (que retoma posiciones muy antiguas), consiste en modificar las reglas del juego tirando a suertes las posición de las piezas en la primera fila. No parece destinada a un porvenir tan duradero como el "reloj Fischer", que ya ha sido adoptado en numerosas competiciones.

UNA GRAN PERSONALIDAD

Aunque la meta principal de Fischer era conseguir el título mundial, nunca sacrificó sus exigencias ni sus convicciones. En 1961, interrumpió su partida con Reshevsky a causa de un altercado con el organizador. Más tarde renunció a participar en las competiciones más prestigiosas para protestar contra las estrategias de los equipos soviéticos. Con ocasión del interzonal de Susa, en Túnez, se negó a jugar las partidas durante el sabbat, tal como prescribe la religión judía. Las autoridades trasladaron sus partidas, poniéndoselas más tarde una tras otra. Protestó, se retiró en las dos siguientes partidas y partió hacia la capital. El gran maestro Gufeld cuenta que Fischer llevaba tal ventaja que podía clasificarse pese a ese paso atrás. Pero las conversaciones telefónicas para convencerlo de que siguiera fueron tan largas que no pudo volver al torneo a tiempo para su enfrentamiento con Larsen. Esta tercera retirada supuso la exclusión automática del torneo. Sus intransigentes reclamaciones se renovaron con ocasión de su encuentro de 1972 contra Spassky, para el que Fischer puso unas draconianas condiciones previas. A lo largo del encuentro, acentuó la presión, exigiendo jugar sin cámaras, que daban una luz excesiva. Superado por la situación, perdió la segunda partida por abandono. ¡Resultó muy complicado hacerle volver al tablero para las siguientes partidas!

La personalidad de Fischer hizo correr mucha tinta y alimentó las comidillas. Además, mantuvo relaciones conflictivas con ciertos periodistas. Este ser de espíritu independiente no buscaba el consenso y no dudó en dar, en el número de enero-febrero de 1964 de la revista Chessworld, su lista de los diez mejores jugadores de todos los tiempos y sus cualidades:
Morphy (el más preciso); Staunton (el mejor analista de aperturas); Steinitz (original en las aperturas); Tarrasch (estilo contundente); Tchïgorine (agresivo en el ataque); Alekhine (imaginativo y muy complicado); Capablanca (simplicidad); Spassky (muy contundente); Tal (sacrificos espectaculares); y Reshevsky (calculador como una máquina). Aparte de Staunton, más bien subestimado, la lista no presenta grandes sorpresas. Sin embargo, es evidente la ausencia de Lasker y, sobretodo, la de su contemporáneo Botvinnik. ¡Una manera de atizar viejos rencores! Hay que señalar que en 1967 algunos pasaron a formar parte de una nueva lista de Fischer, en la que incluyó a Lasker, ¡pero a ningún jugador de las posguerra!

Prácticamente solo frente al sovietizado mundo del ajedrez, algunas de sus tomas de posición reforzaron su impopularidad. Siempre tuvo una actitud ambigua con respecto a sus orígenes judíos, incluyendo algunas manifestaciones de antisemitismo. Por otra parte, se convirtió en un "fuera de la ley" para los Estados Unidos en 1992, tras jugar su encuentro con Spassky en Yugoslavia, pese al embargo (estaba en busca y captura desde que ganó el Campeonato Mundial por evasión de impuestos)

SU ESTILO

Fischer combina el talento natural de Capablanca y la capacidad de trabajo de Alekhine. Su estilo es directo, más bien clásico. Estima el poderío del par de alfiles, y su gran técnica le permite conseguir pequeñas ventajas a partir de posiciones simples. Estudió a Capablanca, pero podía montar también grandes números de ataque. Fischer domina a sus rivales en todos los terrenos.
Su única debilidad, según Spassky, reside en una relativa dificultad para captar el momento crucial de la partida. El norteamericano, muy maximalista, pretendía ganar todo, y a menudo corría riesgos desmedidos para conseguir remotas posibilidades de avance. Esta manera de abordar el juego le ha valido, en cualquier caso, muchas más victorias que derrotas.

Su repertorio de aperturas es más bien reducido, pero lo conoce perfectamente. Opina que "los que no juegan 1.e4 con las blancas son unos cobardes". Hacia el final de su carrera, se permitió, sin embargo algunas "debilidades", al jugar 1.c4 (en una partida famosa de su encuentro con Spassky, por ejemplo) o 1.b3. Pero, en sus comienzos, practicó el 1.Cf3 seguido de un desarrollo del alfil en g2. Esta variante de la india oriental, su antigua apertura favorita, le serviría más tarde como arma contra la francesa o la siciliana. Con las negras, juega indefectiblemente la siciliana Najdorf contra 1.e4, permitiéndose crear un efecto sorpresa en sus adversarios las pocas veces que ha sido infiel a su defensa fetiche. La india oriental y la Grünfeld son sus réplicas favoritas en los juegos cerrados.

A Fischer, un jugador moderno, siempre le ha gustado inspirarse en los pioneros del ajedrez y en los maestros del siglo XIX. En las aperturas utiliza ideas de Steinitz, Charousek o Staunton. A pesar de que en una entrevista afirmaba que "no creía en la psicología, sino en las buenas jugadas", Fischer sabía mostrarse temible en la guerra de nervios. Conseguía hipnotizar a sus adversarios, tanto ante el tablero como fuera de él. Por ejemplo, en 1971, Taïmanov perdió la quinta partida de un encuentro al dejarse capturar una torre en una jugada. ¡Este error propio de un debutante tenía su origen en un análisis realizado por Taïmanov junto con tres grandes maestros soviéticos en un aplazamiento de la partida!



Veamos algunas de sus mejores partidas:










Comentarios

  1. Bobby era el mejor! Me ha gustado mucho que hablaras sobre él. Estaré atento al blog por si subes algo más.

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    1. No sé si realmente Bobby era el mejor, pero si uno de los casos más enigmáticos y fascinantes que ha dado la historia del ajedrez. En cualquier caso era un genio al que nadie podía hacerle sombra en aquella época. Muchas veces me pregunto a donde habrían llegado estos genios de las 64 casillas (Bobby, Capablanca, Alekhine, etc) si hubieran nacido en la era actual con los ordenadores ... tal vez Carlsen no sería el número 1 ...

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