ANATOLY KÁRPOV: LA BOA CONSTRICTOR

Kárpov, Anatoli Evguenievitch nacido en 1952. Ruso. Campeón de la URSS en 1976 y 1988 (ex aequo con Kasparov); duodécimo campeón del mundo de 1975 a 1985, número 1 o 2 mundial, durante más de veinte años, de 1975 a 1996: la carrera de Karpov recuerda la de los primeros campeones del mundo: Steinitz y Lasker. Fue también campeón del mundo de partidas semirápidas en 1988, y su récord de victorias en torneos (140) no ha sido igualado. En las competiciones por equipos, Karpov ha participado en las victorias de la URSS en las Olimpiadas de 1972, 1974, 1980, 1982, 1986, 1988; en los Campeonatos del Mundo de 1985 y 1989, y en los Campeonatos de Europa de 1973, 1977, 1980 y 1983. Fue también primer tablero en la victoria de la URSS contra el "resto del mundo" en 1986.





SU CARRERA

Anatoli Kárpov se inició en el ajedrez con su padre a los cuatro años. Progresó rápidamente y participó desde muy pronto en competiciones escolares. A los trece años se inscribió en la escuela de ajedrez por correspondencia que dirigía el ex campeón del mundo, Botvinnik. Su talento de desarrolló e hizo rápidos progresos. Paralelamente, siguió estudios de Economía.

Ganó el Campeonato del Mundo Junior en 1969, en Estocolmo, y el título de gran maestro en 1970, y en seguida fue candidato al título mundial adulto. Tras sus victorias de 1973 y 1974 en las fases de clasificación, se encontró con el campeón del mundo, Fischer. Este último puso unas condiciones inaceptables por las autoridades, y se retiró. Kárpov llegó así  a campeón del mundo por incomparecencia. Para probar a todos que se mercía el título, participó en múltiples torneos, en los que estableció unos resultados impresionantes. Ganó ampliamente torneos que reunían a los mejores jugadores del momento (2 puntos por delante de su inmediato seguidor en Bad Lauterberg, en 1977; 2,5 puntos en Las Palmas) y se impuso en multitud de otros torneos. En 1978, en Baguio, Kárpov conservó su título frente a Kortchnoi, ganándolo merecidamente por 6 victorias contra 5. En 1981, en Meran, defendió nuevamente su título contra Kortchnoi, aplastando a su adversario en una confrontación carente de suspense.

En 1984, le tocaría al joven Gari Kásparov poner a prueba el poseedor del título. Se haría con la corona mundial tras tres encuentros, entre 1984 y 1986. Kárpov trató de recuperar su título a lo largo de otros dos encuentros, en 1987 y 1990. El primero terminó con el resultado de 12-12, con lo que Kásparov mantuvo el título; el segundo; con victoria de Kasparov por un resultado de 12,5-11,5.
A pesar de estos fracasos, Kárpov no abandonó la lucha por el título: no había nadie más que Kásparov capaz de ganarle. Sin embargo, en 1992, contra todo pronóstico, Kárpov cayó en semifinales de los encuentros de los Candidatos frente al inglés Nigel Short. La exclusión por la FIDE del campeón titulado, Kasparov, y de su candidato, Short, volvió a dar a Kárpov una oportunidad de disputar el título de "campeón del mundo de la FIDE". Así, en 1993, volvió a tener una corona mundial al derrotar al holandés Jan Timman. Multiplicaría sus victorias en torneos. En 1996, Karpov consiguió mantener su título FIDE frente al norteamericano de origen tártaro, Gata Kamsky.

SU CONQUISTA DEL TÍTULO

La carrera de Kárpov comenzó verdaderamente con la conquista del título de campeón del mundo. En 1973 participó en el interzonal de Leningrado y quedó en primer puesto empatado, clasificándose para cuartos de final de los encuentros de los Candidatos. Derrotó al gran maestro soviético, Polougaïevski, por 3 victorias a 0 (con cinco tablas), y mostró en esa ocasión, sus capacidades de defensor blindado. En efecto, su adversario no consiguió atravesar la defensa de Kárpov, pese a sus posiciones ventajosas. Después, Kárpov gano la cuarta partida y planteó una resistencia de gran nivel en la quinta.

Esta tenacidad, manifiesta a lo largo de todas su carrera, le ha proporcionado un dominio psicológico decisivo. En semifinales se enfrentó al ruso Boris Spassky. Contra todo pronóstico, Kárpov perdió la primera partida con las blancas. En lo que seguiría del encuentro, Kárpov, que se empeñaba en jugar 1.e4 como Fischer, introdujo una novedad, saliendo en 1.d4. Se recuperaría del tropiezo inicial y dominaría a Spassky. En la final se enfrentó a Viktor Kortchnoï. ¡El vencedor de este encuentro debería enfrentarse al campeón del mundo, Fischer, que era considerado por algunos como imbatible! Viktor Kortchnoï y Kárpov ya se habían enfrentado ante el tablero en torneos y en partidas de entrenamiento. Por otra parte, el entrenador de Kárpov, Furman, había trabajado mucho tiempo con Kortchnoï. El encuentro parecía decidido cuando Kortchnoï era dominado por 3-0. Pero éste consiguió un golpe de efecto en la partida 19, y sobretodo en la 21, en la que aplastó a Kárpov, que podría haber abandonado en la 13 jugada, tras un error de bulto que atribuiría a una mala preparación. Pese a su cansancio, Kárpov, que consiguió hacer tablas en las últimas partidas, ganó, con lo que obtuvo el derecho a disputar la corona mundial.
Pero Fischer, que no había jugado desde su victoria sobre Spassky, exigió un reglamento especial para ese encuentro; en particular, previó que el vencedor fuera el primero que ganara diez partidas, pero también que el encuentro se detuviera a nueve iguales. Estas condiciones fueron rechazadas, y Fischer, intransigente, prefirió renunciar. De esta manera, Karpov consiguió ser el duodécimo campeón del mundo sin combatir, como dicen sus detractores, que olvidan sus victorias en los encuentros de Candidatos.

EL ENCUENTRO DE BAGUIO CONTRA KORTCHNOÏ: LA GUERRA FRÍA

En 1978, Káporv se enfrentó a Kortchnoï por el título de campeón del mundo. Este encuentro tomó un sesgo político. Kortchnoï, que había abandonado la URSS en 1976, con ocasión del torneo de Amsterdam, estaba considerado como un enemigo del régimen comunista. Se emplearían todos los medios de presión contra él y su familia. En los torneos, ningún ciudadano de la URSS podía jugar contra Kortchnoï, excepto en las pruebas del Campeonato del Mundo. En el encuentro habría todo tipo de peripecias, más relacionadas con la guerra fría que con el ajedrez. El equipo de Kortchnoï afirmó, por ejemplo, que se enviaban mensajes codificados a Kárpov utlizando los sabores de los yogures que consumía durante las partidas. Kárpov tomó en seguida la delantera y, cuando iban 5 puntos contra 2, el encuentro estaba prácticamente decidido. Sin embargo, Kárpov tenía dificultades para concluir, y Kortchnoï consiguió remontar increíblemente e igualar a 5 puntos. Pero, gracias a una apertura poco inspirada de Kortchnoï, Karpov acabó ganando, para gran alivio de la URSS.
Los métodos soviéticos ensombrecieron, sin embargo, la imagen del campeón, que aprovechó su influencia en el seno de la Federación soviética de ajedrez para conseguir ventajas del régimen. Sus declaraciones afirmando que sus dos pasiones eran "el ajedrez y el marxismo" no contribuyeron precisamente a su popularidad. Su condición de miembro del Comité Central de las juventudes comunistas de la URSS, que le hacía aparecer como el arquetipo del soviético modelo, fue jaleada en su país, pero poco apreciada en Occidente.

SU RIVALIDAD CON KASPAROV, LA PÉRDIDA DEL TÍTULO

Tras Kortchnoï, un nuevo aspirante se vislumbraba en la persona de Gari Kásparov. Karpov se enfrentó a él en 1984. Vencería el primero que obtuviera seis victorias. El encuentro empezó como una corrida de toros, y la estocada final a Kásparov parecía casi una formalidad: 4-0 para Kárpov tras solo nueve partidas.
Parecía que iba a repetirse el desastre de Kortchnoï en 1981. Pero Kárpov ya no corría riesgos. Se sucedieron las partidas en tablas y, como no se contabilizaban, el encuentro se eternizaba.
Finalmente, Karpov marcó un quinto punto. El resultado estaba cerca del 6-0 que sólo Fischer conseguía imponer a sus rivales. Pero Kárpov perdió su sangre fría. Falló una ocasión de tomar ventaja en la partida 31, perdió la 32, dejó pasar una oportunidad en la 41 y después perdió dos partidas seguidas.
Finalmente, el encuentro se interrumpió por razones de salud. El encuentro se retomó en 1985 con un nuevo reglamento: 24 partidas máximo, conservando el campeón el título en caso de igualdad, y con un encuentro de revancha en caso de derrota. Hasta las dos terceras partes, el encuentro estuvo equilibrado; después Kásparov tomó la delantera. Kárpov perdió, con las blancas, la última partida decisiva que le hubiera permetido mantener su título. Kásparov ganó también el encuentro de revancha en 1986. Entre tanto, casi había terminado el siguiente ciclo de clasificación, Kárpov, que no había podido participar, salió clasificado directamente para la final. Batió  a su compatriota Andrei Sokolov a comienzos de 1987.

A finales del mismo año, disputó un nuevo encuentro con Kásparov. Los dos jugadores estaban empezando a conocerse bien ... Como en su confrontación de 1985, el duelo estaba equilibrado. Cuando faltaban dos partidas para el final, Kárpov se adelantó. Se encontraba en la posición que tenía Kásparov dos años antes. Unas tablas con las negras y sería campeón del mundo. Sometido a un largo combate en un inicio de partida Réti, Kárpov reflexionó mucho tiempo. Un error decisivo de Kásparov dio a Kárpov la oportunidad de recuperar su título en una sola jugada. Presionado por el tiempo y resignado o paralizado por lo que estaba en juego, no aprovechó la ocasión y perdió la partida. Kásparov se mantuvo como campeón: el traspaso de poderes fue total.

SU MAYOR ÉXITO EN UN TORNEO: LINARES 1994

Cuando llegó a campeón del Mundo FIDE en 1993, Kárpov tenía necesidad de mostrarse digno de su título. En 1994, le dio la ocasión de hacerlo el torneo de Linares, que hacía las veces de campeonato del mundo oficioso. Allí estaban todos los grandes jugadores, incluido Kásparov. Kárpov, estimulado por su título de Campeón FIDE, consiguió una hazaña excepcional de 3000 elo. Ciertamente, en ocasiones tuvo suerte (el ruso Bareïev se puso en jaque mate en una jugada de un final en la que los dos jugadores estaban igualados), pero su resultado fue excepcional: 11 sobre 13. ¡Y he fallado buenas oportunidades con Shírov y Kamsky! añadió. Kásparov trato de seguirlo, pero tras una derrota contra el joven ruso Krámnik, la suerte estaba echada. Káporv venció el torneo con 2,5 puntos de ventaja sobre los segundos (Shírov y Kásparov).

SU ESTILO

Kárpov, al tiempo que ha sido muy críticado por encarnar el espíritu de la URSS, ha sido también denunciado por muchos por la aridez de su juego, que, retomando la expresión de su antiguo mentor Botvinnik, "es tan fecundo como una mujer estéril". Kásparov, por su parte, explica que el juego de Kárpov es eficaz, pero que sería inútil tratar de copiarlo. En efecto, Kárpov es un jugador intuitivo: no es casualidad que haya estudiado tanto el juego del tercer campeón del mundo, Capablanca. Los dos campeones se parecen: saben dónde colocar las piezas y tienen una técnica probada en las posiciones simplificadas, especialmente en los finales.

Mientras en su vida privada Kárpov es un tranquilo coleccionista de sellos, en el tablero es un ganador. Decir que Kárpov tiene un juego gris es deconocer las enseñanzas profilácticas de Nimzowitsch. En realidad, mientras el campeón del mundo, Petrossian, utilizaba la profilaxis, es decir, el arte de impedir que su adversario realizara sus planes, para no perder, Kárpov la utiliza para ganar. A diferencia de Fischer o de Kásparov, no es un jugador maximalista que quiera ganar todas las partidas, sino un jugador que trata de alzarse con la victoria final, es decir, el torneo. Medio punto de ventaja lo satisface habitualmente. Esta táctica le ha permitido imponerse a menudo y durante mucho tiempo.

Kárpov es un luchador, un defensor fuera de serie, que consigue defender y salir airoso de posiciones a menudo muy comprometidas. Al comienzo de su carrera, Kárpov era un jugador extremadamente rápido, excelente las partidas relámapago. Sus adversarios padecían a veces dos tropiezos con el tiempo en una sesión de juego. Jugaba principalmente 1.e4 con las blancas, y la española con las negras. Más tarde, después de sus encuentros con Kásparov, se volvería un jugador lento, frecuentemente en "zeitnot", que abría casi siempre en 1.d4 y que jugaba la Caro-Kann. En su momento había explicado que la elección de esta apertura en su encuentro de 1973 contra Boris Spassky tenía que ver con consideraciones sobre la estrategia del encuentro, pero que siempre le había dado una impresión de pasividad desesperante. ¡No sabía que veinte años después sería su principal defensa!
La evolución de su juego puede explicarse, en parte, por una falta de confianza tras la pérdida del título. Pero su memoria le juega también malas pasadas y se olvida de las variantes. Esto explica su tiempo de reflexión y la opción por aperturas menos tácticas.




Veamos algunas de sus partidas:












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